domingo, 21 de abril de 2013

Duatlón Ciudad de Logroño

Hoy es un buen día. Me levanto bien temprano y para calentar antes de la carrera subo y bajo al trastero como unas veinte veces para subir la ropa de invierno y bajar la ropa de verano, además de bajar la barriguita de las cervezas tomadas el día anterior. Son las 14:15 y he quedado con mi hermano Diego, que también corre la carrera. Nos montamos en el coche y nos dirigimos a Ferrer Sport Center a recoger las bicis. Cogemos las bicis, preparamos el material y nos vamos calentando en bici hasta la salida.
Llegamos y hay un ambientazo. Los boxes ya están preparados y casi todos los inscritos ya han llegado. Mi hermano y yo nos dirigimos hacia el puesto de inscripción a recoger los dorsales. Allí nos encontramos con mucha gente conocida, todo el mundo tiene muchas ganas de hacer el duatlón, ya que sus características hacen que cualquier persona con un poco de preparación pueda hacerlo. Nos ponemos los dorsales, vamos a a boxes y comenzamos con la preparación para que las transiciones sean lo más rápidas posibles. Pongo la bici, dejo las zapatillas colocadas con las gomas y el casco sobre el manillar. Una vez dispuesto todo el material me voy a calentar un poco. El calentamiento lo hago con mi hermano y mis piernas mientras corro me transmiten unas sensaciones inmejorables.


Se va a dar la salida y me pongo en la parte delantera, en el tramo a pie me juego muchas de mis opciones. Se da el pistoletazo de salida y bummm!!! Me pongo el primero y salgo como una bala.


Cojo la primera recta infernal, no miro atrás, y voy todo lo rápido que puedo. Mi corazón empieza a latir fuerte, la cosa va en serio. Llego a la primera curva, escucho a mucha gente tras de mi, pero todavía no giro la cabeza. Ya mis piernas cojen ritmo, mi corazón también. Voy a completar la primera vuelta y todavía nadie me ha alcanzado. Paso por la primera vuelta, veo a mi familia animándome y eso hace que todavía aumente más el ritmo.
Llego, otra vez, a la recta infernal. Esta vez miro atrás y ya veo que viene un grupo de seis detrás de mi, como a unos 15 segundos. Ya llevo la distancia perfecta para poder hacer la transición sin problemas. Mi objetivo, hasta llegar la transición, es mantener ya esa distancia y ahorrar energía al máximo. Ya veo la transición, voy con bastante fuerza, la carrera a pie a sido cómoda. Según llego, me quito las zapatillas, me pongo el casco y salgo a todo correr con la bici. Objetivo cumplido!!! Salgo primero en la transición.
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Me monto en la bici y empiezan los problemas,. No consigo meter bien los pies en las zapatillas y ya está encima el grupo perseguidor. Me las pongo como puedo, pero las ataduras de las zapatillas se han salido de las anillas. Me pasa uno, dos... y me digo "Miguel, deja las zapatillas como están y a tope detrás de ellos". Así es, cojo la rueda sin problemas y comenzamos la primera vuelta. Llegamos a la cuesta del cementerio y vamos Erik, uno que no conozco y yo. De repente llega por detrás Monagas y, según llega, arranca como una moto. Se va por delante como con diez segundos. Por detrás se unen a nosotros cuatro más. Ahora la carrera va con Monagas por delante y un grupo de cinco, entre los que estoy yo, por detrás. Coronamos el repecho del cementerio, voy segundo tras uno de negro. Mi rueda delantera choca con su rueda trasera y estoy a punto de irme al suelo.

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La gente comienza a pasar relevos, yo me mantengo a rueda. No se por qué extraña razon no recupero bien y no voy a gusto ni a rueda. Vamos camino de pasar por la primera vuelta y sigo en cabeza. Comenzamos el repecho del cementerio y mis gemelos comienzan a subirse. No se qué me pasa pero en el duatlón de Galilea esto no me ocurrió. A duras penas corono y en el plano intento recuperarme un poco. Comienza la bajada hacia el polígono Canatabria y hago estiramientos de gemelo para intentar quitarme el dolor. LLegamos al final de la bajada y mientras estiro pierdo como dos metros con el duatleta que me precede. De repente, quien va detrás de mi arranza con todas sus fuerzas estirando todo el grupo. Yo intento agarrarme como puedo pero mis gemelos no pueden. Comienzo a quedarme cortado y en lo alto del repecho he perdido unos 50 metros. Esa distancia ya es imposible recuperarla.
Ahora me queda lo peor, yo solo y todavía me queda una vuelta y cuarto por delante. Agacho la cabeza, miro hacia detrás a ver si viene alguien pero NO. Paso por la segunda vuelta, sigo solo con mis dolores de gemelo. Ahora ya sólo me queda una vuelta!! Sigo con la cabeza gacha pero con la sensacion de que en el duatlón de Galilea esto no me había pasado. Mientras pedaleo pienso que el dolor de gemelos será debido casi con seguridad a que no me he abrochado las correas de las zapatillas...

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Me fallta un kilómetro para terminar el tramo de bicicleta, miro hacia atrás y veo un grupo de siete que me va a coger. Joder!!!! me tiene que coger justo en la transición, después de hacerme toda la mitad de la bici yo solo... Voy sin ánimo, llego a la transición y esta vez hago de las mias... Me tiro un minuto entero para ponerme las zapatillas. Todo el grupo que venía conmigo ha desaparecido, me llevan una eternidad.

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Por fin me pongo las zapatillas y comienzo a correr. El dolor de gemelos desaparece. Veo al final de la recta infernal al grupo que me acaba de coger. Están muy lejos, pero aún así intento ir a por ellos. Mi zanzada empieza a ser larga, mi ritmo elevado y a mitad de la carrera a pie caen los tres primeros del grupo. Los paso, sigo muy rápido y tengo otros dos más delante. Llego a su altura y los vuelvo a pasar. Me veo muy fuerte pero la pena es que se vaya a acabar la parte de correr. Ya sólo me queda uno. Me lleva como 20 metros y quedan apenas 300 metros para finalizar. No sé cómo lo hago, pero llego a su altura y, justo antes de entrar por el arco de meta, le sobrepaso.

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Ya se ha terminado el calvario. Tengo una sensación rara, creo que podía haber estado con los de delante. Comienzan a llegar muchos duatletas y empezamos a conversar. Esta es la parte más divertida, cada uno tenemos una experiencia que contarnos. Estoy cogiendo la bici y hablando con mi amigo César y cuando empiezo a andar veo que la rueda delantera no anda. Le doy con la mano y se para. César me dice, joder, más vale que no hayas ido así... y yo, en ese momento, pienso que igual le he dado un golpe al colgarla y se ha quedado así la rueda. Pues NO, hoy mientras soltaba piernas he recordado que hice el afilador nada más empezar la bici con uno y el gople fué fuerte. Estoy convencido que en ese momento la rueda se movió. Debí darme cuenta... No obstante, NO HAY EXCUSAS!! En la próxima lo intentaremos hacer bastante mejor.
Tiempo 1:06. Puesto. 8º

1 comentario:

  1. Ya te dije que si había que enseñarte a atarte las zapatillas se te enseñaba. ¡¡¡Y gratis!!!

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